La acumulación de hojas, polvo y otros residuos en el tejado y los canalones puede contaminar el agua y taponar el sistema. Es recomendable realizar una limpieza exhaustiva de estas superficies al menos dos veces al año, y especialmente después de temporadas de lluvias intensas. Esta tarea previene que partículas grandes lleguen al sistema de almacenamiento y mantendrá en óptimo estado el flujo de agua.
Los filtros deben revisarse y limpiarse con la frecuencia indicada por el fabricante, ya que su eficacia disminuye con el uso. Los depósitos también requieren limpieza para evitar la proliferación de algas y bacterias; es recomendable vaciarlos y desinfectarlos periódicamente, según el tipo de uso del agua. Una adecuada higiene previene cualquier afectación a la salud de los habitantes.
Con el tiempo, algunos elementos del sistema pueden presentar desgaste, corrosión o roturas. Detectar a tiempo estos problemas, ya sea por fugas o disminución de caudal, permite actuar de inmediato mediante la reparación o sustitución de las piezas dañadas. Un mantenimiento preventivo reducirá los costos y prolongará la vida útil del sistema, manteniendo su funcionalidad y eficiencia.